La enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia pero no la única. Es una enfermedad degenerativa cerebral en la que se pierden neuronas, se produce el acúmulo de una proteína anormal (amiloide) y muestra lesiones características (placas seniles y ovillos neurofibrilares).
Los síntomas más relevantes son la pérdida de capacidad intelectual y funcional, y los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia (SCPD). Dentro de estos últimos se diferencian tres tipos: trastornos del estado de ánimo (depresión, ansiedad y apatía), agitación (agresividad, irritabilidad, inquietud, gritos y deambular errático), síntomas psicóticos (alucinaciones visuales, auditivas y delirios).
Podemos distinguir varias etapas:
- Primera: pérdida de memoria y desorientación
- Segunda: se pierde fluidez en el lenguaje y se dificultan las tareas cotidianas
- Tercera: el nivel de dependencia es mayor no reconociendo a familiares y pérdida del
lenguaje
Etapa inicial: aparece desorientación y pérdida de memoria así como dificultad para encontrar las palabras de nombres u objetos y problemas de concentración. Con frecuencia se olvida de acontecimientos recientes pero recuerda claramente el pasado lejano. Como consecuencia, pueden aparecer episodios depresivos o cambios de personalidad.
Etapa intermedia: son más notables las limitaciones en tareas cotidianas pues van perdiendo la autonomía de forma progresiva siendo necesaria la ayuda en actividades básicas de la vida diaria (ABVD) Además pueden aparecer trastornos de conducta: intranquilidad, temperamento impredecible, entre otros.
Etapa final: el nivel de dependencia pues se produce la pérdida completa de la memoria y las capacidades funcionales e intelectuales así como la pérdida del lenguaje, lo que no implica pérdida de la capacidad de percibir señales emocionales (voces cariñosas, sonrisas, caricias).
El tratamiento que se aplica en la enfermedad de Alzheimer no es curativo. Sin embargo, existen terapias farmacológicas y no farmacológicas que permiten intentar conservar el máximo posible la autonomía enlenteciendo el avance de la enfermedad. Un tratamiento adecuado debe caracterizarse por ser: integral, personalizado y continuado.
Tu recuerdo siempre será más fuerte que mi olvido